Roser Vendrell, Mariona Dalmau i Àngels Geis
Investigadoras del proyecto: Los derechos de la infancia y el juego en la escuela de educación infantil y primaria
A finales del año 2014 celebrábamos el 25.º aniversario de la Convención de los Derechos de los Niños. A pesar de los años transcurridos desde 1989, podemos observar que los derechos básicos infantiles solo están relativamente superados. Nos referimos al derecho a la familia, a la alimentación, a la atención médica y a la educación 상장 양식 다운로드. Aunque la actual crisis económica evidencia aún más que todavía hay niños necesitados en este sentido, queremos plantear en este espacio de opinión otra perspectiva sobre los derechos infantiles. Nos preguntamos, teniendo en cuenta a la mayoría de los niños y las niñas de nuestro país, cuál es su situación en cuanto al trato que reciben como personas, como futuros ciudadanos de pleno derecho 다운로드.
Desde este marco queremos exponer algunas reflexiones surgidas a partir de nuestra experiencia como profesionales y docentes universitarios. Por un lado, la infancia como tal está sobrevalorada, quizás nunca se habían planteado tantos recursos como ahora para cubrir sus necesidades. Pero estos recursos, sean tanto de iniciativa privada como pública, no siempre actúan sobre la atención a los derechos de los niños, de sus necesidades 다운로드. Así, podemos observar, por ejemplo, como el exceso de juguetes, el exceso de ciertos productos alimentarios y el exceso de actividades extraescolares son situaciones habituales y cotidianas que pueden llegar a ser más un inconveniente que una ventaja para el logro de sus derechos. Por otro lado, planteamos que una de las necesidades más obvias es la necesidad de amor, la necesidad de establecer vínculos afectivos que posibiliten la interacción segura y sana con las personas más significativas y con el entorno social y natural 다운로드. Pero la creación y el fortalecimiento de este vínculo afectivo piden dedicación y tiempo. Brazelton y Greenspan (2005) nos lo recuerdan al indicar que los niños necesitan pasar unas horas cada día con los adultos de referencia: un tiempo dedicado conjuntamente a las tareas domésticas y otro tiempo dedicado específicamente al niño. Pero el desarrollo de este vínculo afectivo solo puede asegurarse si se tienen en cuenta otros derechos de los niños, derechos defendidos por Janusz Korczak, como, por ejemplo: el respecto a la propia identidad, que permite que sean diferentes a cómo querríamos; el respecto a ser escuchados seriamente, sin despreciar su opinión, sus gustos, al tomar decisiones sobre aquello en que están implicados; el respecto a ejercer su autonomía, a decidir, a equivocarse; el respecto a vivir el presente, sin la presión de un futuro difícil; y, finalmente, el respecto a recibir una educación de calidad que, sin lugar a dudas, incluiría todos los anteriores y que hay que ejercitar mientras los niños son educados tanto por sus familias como por los educadores y la sociedad forticlient vpn.
Como psicólogos y educadores tenemos la obligación de reflexionar sobre este tema y dar nuestra opinión al respecto. Teniendo en cuenta que el hecho de valorar a los niños como personas nos obliga también a contemplar que son pequeños y, por lo tanto, según la situación, muy vulnerables. Así pues, nuestro acompañamiento y nuestro apoyo son esenciales, pero siempre desde el respeto por sus derechos. Sin olvidar o despreciar ámbitos de su conducta donde sí pueden elegir, escoger, equivocarse, con más frecuencia 영영사전 무료 다운로드. Uno de estos espacios es el juego. El juego libre es el espacio más natural para su desarrollo. Natural porque forma parte de la manera de ser de los niños, es una de sus señas de identidad más claras, es una necesidad. El juego es para ellos un espacio donde se pueden expresar sin consecuencias, donde pueden explorar e investigar, pueden relacionarse o estar solos, pueden observar o actuar, pueden aprender cosas nuevas o enseñar otras conocidas 아더라이프 다운로드. Un espacio que los llena de satisfacción personal porque comporta también retos, esfuerzo y superación de los problemas. En definitiva, ejercitan su autonomía, su criterio, van construyendo, pues, su propia personalidad. Todo ello se da de forma natural, y el papel de los educadores en este sentido es más bien de apoyo a las ideas infantiles. El adulto ha de estar, es un referente que da seguridad y ayuda, pero que deja hacer al niño believer download. Si el juego deja de ser libre, ya no se puede identificar como tal.
Será una actividad lúdica dirigida, una actividad educativa, pero no será juego. Solo podemos aceptar la norma en el juego cuando estamos situados en el juego reglado, juego que aparece alrededor de los cuatro o cinco años y que los mismos niños piden porque entienden la necesidad de una normativa 시상식 효과음 다운로드. Autores como Piaget y Kohlberg nos lo recuerdan con sus aportaciones sobre el desarrollo moral.
Siguiendo el hilo de estas reflexiones nos podemos preguntar cómo podemos pedir a nuestros jóvenes que sean críticos y autónomos cuando no se les ha pedido durante su infancia. Todo aprendizaje es un proceso, un proceso que a veces no tiene fecha final, porque son aprendizajes para toda la vida. Algunos hay que iniciarlos bien pronto e ir construyéndolos sobre una base segura que los optimice Helvetica font download. Los niños desde muy pequeños ya pueden ejercitar estos derechos, derechos que los conformarán como individuos únicos y válidos en su entorno social.
Como conclusión podríamos decir que los niños que juegan porque pueden y tienen las condiciones adecuadas, tienen más facilidad para lograr con éxito los retos escolares, académicos y sociales. Pueden resolver sus dificultades al aplicar estrategias aprendidas en el juego cuando buscan soluciones a sus problemas. Son más propensos a manifestar alegría y goce por la actividad del presente, hecho que potencia su salud y que supera con creces la ausencia de enfermedad.
Fuentes consultadas
Brazelton, T. B., & Greenspan, S.I. (2005). Las necesidades básicas de la infancia. Barcelona: Graó.
Lewowicki. T. (1999). Janusz Korczak. Unesco: Oficina internacional de Educación.