Noche de Reyes. Epifanía.

Estamos en la semana de Reyes. Una de las semanas más mágicas para los niños. Los padres ya hace días que van buscando los regalos que sus hijos han pedido en la carta. Toda la familia anima a los niños para mantener la expectativa hasta la noche de reyes. La gran noche en que las ciudades se transforman con las cabalgatas reales. Todos a dormir temprano siguiendo la tradición generación tras generación. Por la mañana, bien temprano, todos esperamos que hayan venido los Reyes. 

Tan solo el Evangelio de Mateo nos habla de la visita de unos sabios de Oriente (Mt2,1) que llegan a Jerusalén siguiendo una estrella para conocer al rey de los judíos que acaba de nacer. “Con estas indicaciones del rey, los sabios se fueron. Y la estrella que habían visto salir iba delante de ellos, hasta que por fin se detuvo sobre el lugar donde se hallaba el niño 다운로드. Al ver la estrella, los sabios se llenaron de alegría. Luego entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre. Y arrodillándose, lo adoraron. Abrieron sus cofres y le ofrecieron oro, incienso y mirra”. (Mt 2, 9-11). Vemos en el texto que María recibe a los reyes en una casa. Armand Puig i Tàrrech explica a Jesús. Un perfil biogràfic que esta casa pertenecía a uno de los parientes de José, del linaje de David como él. Para Mateo, Cristo es el Mesías que viene a cumplir las profecías ja anunciadas en el AT. Una de estas profecías la relata el profeta Isaías (Is 60, 1-4) 다운로드.

Levántate, Jerusalén, envuelta en resplandor,
porque ha llegado tu luz
y la gloria del Señor brilla sobre ti.
La oscuridad cubre la tierra,
la noche envuelve a las naciones,
pero el Señor brillará sobre ti
y sobre ti aparecerá su gloria.
Las naciones vendrán a tu luz,
los reyes vendrán al resplandor de tu amanecer.
Levanta los ojos y mira a tu alrededor:
todos se reúnen y vienen a ti.

Y la profecía sigue diciendo que al final de los tiempos llegaran a Jerusalén los reyes de todo oriente para adorar a Dios y ofrecerle dones (Is 60,6). 

Te verás cubierta de caravanas de camellos
que vienen de Madián y de Efá;
vendrán todos los de Sabá,
cargados de oro y de incienso,
y proclamarán las acciones gloriosas del Señor 다운로드.

Por eso en Mt 2,1 los sabios llegan primero a Jerusalén siguiendo una estrella. También el libro de los Salmos del Rey David recoge esta profecía:  Sal 72, 10.

¡Que le traigan regalos y tributos
los reyes de Tarsis y de las islas,
los reyes de Sabá y de Sebá!

 El hecho que una estrella indicara el nacimiento de un personaje ilustre era muy frecuente en las tradiciones helénicas. Los nacimientos de Augusto, de Alejandro Magno o de Mítríades, por ejemplo, fueron acompañados de signos celestiales. La estrella nombrada en el capítulo 2 de Mateo se podría interpretar como una supernova, como un cometa o bien, siguiendo la hipótesis de Armand Puig, como una conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis que se repitió tres veces en el decurso del año 7 aC (la fecha más probable del nacimiento de Jesús) 케이크 몬스터 게임 다운로드.

Aunque el evangelista no menciona el número de sabios que visitan a Jesús, los cristianos de los primeros siglos consideraron que eran tres por el número de regalos que llevaban. El Papa León I, en el siglo V, fijó finalmente el tres siguiendo esta tradición. En las Catacombes de Priscilla, en Roma, se encuentran las primeras imágenes de los tres sabios que adoran al niño Jesús en los regazos de su madre. Hasta los siglos XIV-XV los tres sabios se representaban como las tres edades del hombre: la juventud (como un hombre imberbe), la madurez (con el pelo y la barba oscura) y la ancianidad (con el pelo y la barba canosos). En el siglo VI se encuentra por vez primera esta iconografía asociada a tres nombres: Balthassar, Melchior y Gaspar, en el mosaico bizantino de la  Basilica di Sant’Apollinare Nuovo, en Rávena 다운로드. También en Cataluña encontramos la iconografía de los tres magos o sabios como las tres edades del hombre en múltiples frontales de altar románicos. Por ejemplo, en el frontal de altar de Cardet , del siglo XIII, actualmente en el MNAC. En el frontal de altar de Mosoll, también en el MNAC, los encontramos asociados a sus nombres como en el mosaico de Rávena; pero en el siglo XIII los sabios han pasado a ser reyes y llevan corona. No será hasta finales del siglo XVI cuando los encontraremos siguiendo la iconografía actual: el rey blanco, el rey rubio y el rey negro. Un claro ejemplo es el cuadro de la Adoración de los Reyes del Greco, 1568, en el Museo Soumaya en Ciudad de Méjico. Es la representación del reconocimiento de la divinidad de Cristo por todas las naciones, escenificadas por una persona de cada continente.

Los relatos de la infancia de Jesús fueron los últimos que se pusieron por escrito, aproximadamente unos sesenta años después de su muerte. La comunidad cristiana ha meditado y reflexionado mucho sobre la vida de Jesús y ha descubierto que detrás de la vida sencilla y humilde del Jesús histórico se esconde el gran misterio de la encarnación. Jesús es el Mesías, el Salvador, el Hijo del Hombre, Hijo de Dios, Dios mismo en forma humana. A partir de esta fe, los evangelistas Mt y Lc interpretan los hechos relativos al nacimiento y la infancia de Jesús. “Por detrás de esos relatos late un trabajo teológico muy profundo e intenso, fruto de un esfuerzo por descifrar el misterio de Jesús y anunciarlos a los fieles de los años 75-85 d. C. Las escenas familiares de Navidad, descritas por Lucas y Mateo, pretenden ser proclamaciones de la fe acerca de Jesús Salvador, mas que relatos neutros acerca de su historia” explica Leonardo Boff a Jesucristo liberador. ¿Pero,  en qué momento de su vida fue  Jesús instituido por Dios como a Mesías Salvador?

La escuela de Mateo responde: Jesús es desde su nacimiento el Mesías esperado y la Adoración de los Reyes Magos es la afirmación de esta verdad. Es lo que se conoce con el nombre de Epifanía, una palabra  que deriva del griego (ἐπιφάνεια) que significa manifestación.

La escuela de Marcos que escribe el evangelio entre el 67-69 dC, afirma que mediante  el bautismo de Joan, Jesús fue ungido por el Espíritu Santo y proclamado Mesías, Hijo de Dios. La Iglesia Ortodoxa celebra, el 6 de enero, la epifanía recordando el Bautismo de Cristo en el río Jordán. Durante la ceremonia de la Gran Bendición de las Aguas (Megas Agiasmos), los sacerdotes visitan las casas de los feligreses para llevar la “bendición del río Jordán”. El agua bendecida confirma la presencia del Señor en aquel hogar y en la vida de los cristianos que allí viven. Por eso nos dice Leonardo Boff, el sentido teológico de los relatos de la infancia no se encuentra tanto en el narrar los hechos históricos, sino anunciar a los oyentes de los años 80-90 quién es Jesús de Nazaret para la comunidad de fieles. Lo más relevante es el mensaje de fe que trasmiten estas narraciones.

¿Por qué fue escogida la fecha del 6 de enero como la Epifanía y la del 25 de diciembre como la Navidad? Una de las respuestas más antiguas establece que el 6 de enero era el día del Solsticio de invierno del calendario egipcio. Los egipcios celebraban que la oscuridad invernal era vencida por el Dios Sol. Posteriormente, el calendario romano, situó el solsticio de invierno el día 25 de diciembre, fiesta romana del Sol Invictus, último día de las Saturnales, fiestas muy populares en todo el imperio. Las Saturnales estaban consagradas al Dios Saturno y el ritual empezaba en su templo con un gran sacrificio de un cerdito (la matanza del cerdo que aún se celebra en muchos pueblos), después seguía un banquete (nuestras comidas navideñas) y un intercambio de regalos entre los familiares. Durante las Saturnales estaban permitidos los juegos de azar (nuestra lotería de Navidad, del Niño y la Grossa). El último día los romanos festejaban el nacimiento del Sol en el momento del año que el día se empieza a alargar.

La fiesta de Navidad cristiana se instauró en el siglo IV (hay evidencias en los Sermones del Papa León (+ 461). El emperador Constantino hizo coincidir el nacimiento de Jesús con el del Natalis Solis Invicti. La conquista de la oscuridad por parte de la luz solar fue la ocasión para celebrar la manifestación (epifanía) de Dios, que venciendo las tinieblas llega para iluminar los que viven en la oscuridad, como recita el cántico de Zacarías (Lc 1, 68-79). La Epifanía de la Iglesia Occidental fue fijada el duodécimo día de Navidad, es decir el seis de enero. Para la Iglesia Católica la Epifanía es la manifestación de Cristo a los gentiles y el reconocimiento de estos. Las tres ofrenda de los sabios representan los símbolos de los tres aspectos crísticos: como rei (oro), sacerdote (incienso) y profeta (mirra).